Cuando la fama de una marca trasciende las fronteras regionales transformándose en un objeto de deseo, es cuando la ciudad o la región de origen se convierte en un destino para públicos y consumidores de otras latitudes. Estas marcas ofrecen características particulares que se identifican con su territorio, ya que poseen en común una fuerte impronta identitaria que nos habla del paisaje, las características del entorno, su cultura o la nobleza de los ingredientes que le son propios. Es así como la cerveza, la gastronomía, el cine o el turismo adquieren un rol determinante para identificar un territorio y transformarlo en un destino atractivo.